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No solo de pan vive el hambre - Despensa Nacional vol 17

  • La Pascasia 43-88 Calle 47 Medellín, Antioquia, 050016 Colombia (mapa)

La Pascasia abre su mesa y su oído para recibir una nueva edición de No Solo de Pan Vive el Hambre, en la despensa nacional Vol. 17. Un encuentro para conversar y comer con sentido.

Esta vez, la invitada es una mujer campesina, cocinera de montaña y guardiana de semillas. Diana Acevedo nació en Medellín y se formó como tecnóloga agropecuaria en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, donde descubrió que la agricultura podía ser también una forma de hacer magia. Su camino la llevó a cuestionar los modelos industriales de producción agrícola, y a defender —desde la tierra y el territorio— otras maneras de sembrar, cocinar y vivir. Desde la vereda El Astillero, en San Antonio de Prado, Diana cultiva verduras, palabras y afectos. A través de Eco Astilleros, su huerta-restaurante, ha tejido comunidad con otros productores agroecológicos de Medellín, Bolívar y distintos municipios de Antioquia y el país. Juntos cultivan alimentos sin agrotóxicos, pero también otra forma de habitar el mundo.

Diana dice que no cocina de manera tradicional, que cocina distinto, ni sancocho, ni mondongo como su mamá, sino verduras. Y lo dice con orgullo, como quien ha encontrado su manera de sembrar belleza desde el acto de cocinar, porque para ella, la cocina es amor, y nosotros creemos lo mismo.

Este sábado 17 de mayo, al mediodía, les invitamos a sentarse a la mesa, probar lo que ofrece la montaña y escuchar las historias detrás de cada ingrediente: la cuajada de Leo, el vecino, el tomate de don Félix, el cilantro de Don Rey o la cebolla recién sacada de la tierra. Cada bocado tiene trazabilidad, territorio y una muestra noble de resistencia.

No Solo de Pan Vive el Hambre llega a su edición 17 con una certeza: el alimento es un lenguaje y ese lenguaje es político. Y en tiempos de prisa y olvido, cocinar y comer bien, desde lo local, es también una forma de decir basta. Una invitación a degustar pues, los alimentos que nos ofrece la montaña y que han sido cultivados por manos campesinas.

Sentemonos a conversar sobre cocina, autonomía alimentaria y sobre cómo desde lo pequeño —una semilla, un fogón, un plato— también se puede hacer resistencia. Diana dice que no cocina de manera tradicional, dice que cocina distinto no saco o o mondongo sino verduras. Y lo dice con orgullo, como quien ha encontrado su manera de sembrar belleza desde el acto de cocinar, porque para ella, la cocina es amor, y nosotros creemos lo mismo.

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