UN DÍA EN LA HONDURA
UN DÍA EN LA HONDURA
En La Hondura se respira un vaho caliente, la vista se enreda en el horizonte. Las púas, el ganado,
el miedo, las voces, los ecos. Percuten las imágenes en blanco y negro; se tiñe la memoria con una
sensación de tránsito; y luego la pregunta ante la paradoja: tanta belleza en la tierra que habitan
sus personajes, tanto miedo, y el amor danza y se ríe, porfiado.